El último cigarro


Saludos a todos en ésta nueva semana que comienza. Hoy es un día muy especial y quiero compartir mi felicidad con vosotros. Hoy he conseguido algo que no es fácil conseguir. Hace exactamente dos años dejé el tabaco.
Recuerdo perfectamente el momento en que sucedió, es decir el momento en que tomé la decisión de dejarlo. Acababa de salir de la consulta del médico, quien me había diagnosticado una neumonía. Como buen fumador me fui al estanco y compré un paquete de tabaco extralight, pensando que así podría fumar. Llevaba tres o cuatro días casi sin fumar, pues daba dos caladas al cigarro y no podía continuar. Aun así, manías de fumador, pensaba que necesitaría fumar para dormir por las noches, para después de comer, o tras el café con leche del desayuno.
Todo mentira, el fumador se engaña, nos engañamos pensando que el tabaco nos quita la ansiedad, cuando realmente produce el efecto contrario. Antes de dejarlo, tenía ansiedad al entrar en lugares en los que no se permite fumar. Tenía ansiedad cuando veía la posibilidad de quedarme sin tabaco, llegando a salir de madrugada de mi casa para ir a comprar un paquete.
Hoy celebro públicamente que lo he dejado, he dejado de ser servil con ese vicio, he dejado de oler peste a tabaco y estoy muy feliz.
Tuve la ayuda de la enfermedad, que me evitó los peores momentos de mono. Pero volviendo a ese último cigarro, recuerdo que un instante antes de encenderlo, saludé a la novia de uno de mis primos que salía del médico con sus padres. Cuando me aseguré que nadie conocido me veía, saqué el paquete, lo miré, era de color verde claro. Le quité el plástico, el papel plateado y lo olí. No me gustó su olor, era mentolado, me recordó algún comentario sobre que el tabaco mentolado es tabaco de putas, y eso me hizo sentir aun más sucio. Tenía un enorme sentimiento de culpabilidad, pues hacía unos minutos, el médico me había dicho que tenía que dejar el tabaco, y me veía ahí, sacando un cigarro que no me gustaba, a escondidas.
Encendí el mechero, recuerdo que corría algo de viento, y para encender bien el cigarro tuve que aspirar más de lo habitual. Mis pulmones enfermos se llenaron de ese humo mentolado, y cuando tocaba expulsarlo, no tenían fuerza para hacerlo, les faltaba el fuelle suficiente. Sufrí unos instantes de ahogo, no podía respirar, hasta que por fin llegó una tos salvadora. Ronca, seca, dolorosa, pero salvadora, salvadora hasta el punto de salvarme del ahogo, salvadora hasta el punto de hacerme daño en la garganta y el pecho, y sobre todo, salvadora hasta el punto de llevarme a tomar una decisión que hoy celebro.
Al estallar esa tos, tomé conciencia de lo tonto que es quemar dinero y tragarse el humo del incendio. De lo engañado que había estado. Guardé el paquete, para de ese modo recordarme a mí mismo que lo había dejado por propia voluntad y no por falta de tabaco, y solo lo dejé ir un día en que mi hermano tenía ganas de fumar y se le había acabado el tabaco, por aquel entonces, ya había pasado unos seis meses sin fumar.
No diré a nadie que deje de fumar, sé por experiencia propia que esa ha de ser una decisión tomada en conciencia. No sirve de nada que se intente dejar, lo único válido es dejarlo.
Suerte y ánimo, yo me liberé.

Comentarios

  1. Muy buen testimonio, para los fumadores,felicidades por conseguirlo.

    Volvere a leerte,besos

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  2. te admiro...he dejado años y he vuelto. Dos neumonías en mi haber. Intento ahora. Mi razón me dice todo, no desnocozco ninguno de los daños, mi insensatez no puede dejar de decir "placer". Tal vez me dé ánimo tu entrada. Intentaré. Aunque silenciosa, gracias por tu visita.

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  3. Muchas gracias. Espero que sirva de algo mi testimonio, pero se que el placr tira mucho, de todas formas, no te dejes ganar la partida.Ánimo

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  4. Nunca fumé ni nunca lo haría, me resulta espantoso el olor que tienen los fumadores y los sitios donde se ha fumado, todos se lamentan del cigarrillo, tanto que la verdad me resulta dificil entender como no lo abandonan de una vez. Si desde afuera es fácil decirlo, pero me parece que más que nada, dejarlo tiene que ver con la fuerza de voluntad, más que cualquier otro factor!!!
    Espero y tu testimonio sirva para aquellos que todavía reniegan!!!
    Te espero en mi blog!!!

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  5. Hola, yo soy fumador pero un fumador poco común, yo solo fumo si salgo y tomo alguna copa así que me puedo pasar más de una semana sin fumar, pero cuando salgo y tomo algo ya no paro y en una noche me puedo fumar paquete o paquete y medio, tengo 35 años y llebo así desde los 17 más o menos. Aún así siendo un fumador pasibo lo quiero dejar y me he propuesto dejarlo despues de los arnavales de Cádiz. Me alegro por tu triunfo ante el tabaco un abrazo.

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  6. Lo 1º... Congratulations! y lo 2º: algo desafortunada la comparación de tus sentimientos con la suciedad de las prostitutas. Un respeto para esas mujeres que ejercen la profesión más antigua del mundo, porque si ellas no trabajaran "vendiendo amor $$$" habría muchos machotes que sólo tendrían la posibilidad de tener amor propio (escuché ésto del "amor propio" en una chirigota -Los enteraos- y tenía ganas de usarlo, le tocó a tu entrada... I'm sorry).

    Kisses :o)

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  7. Bueno tu comentario del cigarrillo!
    Felicitaciones. !!!!! UN GRAN LOGRO!!!!!!!!!!!
    GRACIAS POR ENTRAR EN MI BLOG Y ASI POSIBILITARME CONOCER EL TUYO. SEGUIMOS EN ESTE VIAJE
    uN ABRAZO
    rOXANA

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  8. hola Jose gracias por tu apoyo y tus palabras por lo Jeremy el ya descansa en paz, te dejo un beso y lindo dia

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  9. Que razón llevas, aspirar humo y quemar el dinero...
    ¿porqúe tendremos la manía de suicidarnos y arruinarnos??
    yo aún intento dejarlo.

    Gracias por abrirme las puertas de tu casa, nos veremos a menudo.
    Un abrazo.

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  10. Me gusto tu testimonio, creo que puede hacer reflexionar a los fumadores para animarse a dejarlo.
    Un saludo

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  11. Mi más sincera enhorabuena.
    Feliz segundo aniversario. Celébralo como se merece.

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  12. Enhorabuena sin duda!!! Yo empecé a fumar a los 27, cosa absurda comentan unos, factor esencial para mí, y es que sé donde me meto. Y como dices, para dejarlo, hay que querer dejarlo y no sólo intentarlo.

    ¡1 saludo!

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