Un patio, familia, versos y té








A mi sobrino le encanta que lo invite a shawarmas. Así es como conocí a la persona de la que os voy a hablar: se trata del dueño del sitio al que vamos a satisfacer los deseos culinarios de Nacho. Ronda los treinta años, tiene el cabello negro y maneras de persona elegante. Como me gusta hablar y conocer gente, supe que vino hace unos años de Siria, que escribe poesía y que su hermano es un afamado poeta en su tierra. 
Hace un rato le he preguntado qué le empuja a escribir versos y su respuesta me ha encantado: los mejores recuerdos de su infancia giran en torno a vasos de té y al rito para servirlo; se centran en el patio de su casa; y en sus recuerdos, su familia, hoy disgregada por el mundo, se encuentra unida y feliz mientras improvisan versos que se dicen en voz alta y que son respondidos al momento, el que dice los mejores versos es aclamado por el resto de la familia y así cada noche.
Mi amigo el de los shawarmas tiene clara la razón por la que escribe versos: es el modo más directo de sentirse unido a sus mejores recuerdos; cuando se sienta a escribir versos le llega el olor al té que compartía con su familia y a las flores que había en el patio d su casa.

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