De regreso a los sueños
Dos noches sin dormir del todo; dos días sin dejar de soñar.
Hace tiempo que publiqué la última entrada en Age quod agis, tras la misma
fueron muchas las personas que dejaron comentarios, me escribieron mensajes o
incluso me llamaron por teléfono para animarme a ESCRIBIR.
En estos últimos meses he estado muy ocupado con un trabajo
que me absorbía por completo, no se hacer las cosas de otro modo y siempre lo
doy todo cuando emprendo alguna acción, es lo que me ha salvado de pensar que he
perdido por completo el tiempo: he aprendido cosas sobre mí y sobre el mundo
que me rodea; he conocido a gente de la que con toda seguridad escribiré; me he
dado cuenta de la pobredumbre del mundo de los negocios y he confirmado otras
muchas que ya sospechaba sobre la cortedad mental y moral que rige las
finanzas. Granada, mi querida Granada, se me antoja ahora como un lugar mucho más
pequeño, como la madre que empuja a sus polluelos para que salgan del nido y busquen
fortuna fuera de su reino.
He mirado a la miseria a la cara y en el intento de
enfrentarme a ella he fracasado, pero lo tomo como una batalla, la primera d
todas, en la que además no pude elegir las armas con las que nos batiríamos en
duelo. Ahora sé que he de continuar mi formación y prepararme para vencer y ya
estoy manos a la obra.
Dos noches sin dormir; dos días sin dejar de soñar. Es lo
que sucede cuando comienzas a apartar la maraña de basura que intentan
interponer en nuestro camino. Veo las cosas con mayor claridad y la CREATIVIDAD
vuelve a fluir. Tengo dos buenas ideas en mente; tengo una novela que terminar
y otra por escribir. Lo voy a hacer con la determinación de quien sabe que para
enfrentarse a la miseria hay que prepararse, pues es una guerra que no cesa y
pienso ganarla.
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