Anoche sentí un rastro de felicidad y de enorme amor a la vida


Anoche sentí un rastro de felicidad y de enorme amor a la vida






Hay ocasiones en las que la Muerte cumple con su cometido, con tal delicadeza, que permite a la persona que lleva de su mano dejar un rastro de su esencia en el lugar que habitan sus seres queridos: de modo que sirve de nexo de unión entre ellos; de oráculo al que pedir consejo; y de acicate para continuar sus vidas.
Anoche viví todas estas sensaciones sentado junto a una mesa rodeada de amigos, bajo un cielo nublado, junto a enormes árboles en los que se preparaban para pasar la noche unos pajarillos, y acompañado del aroma a tierra mojada que dejó la breve lluvia de la tarde.

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