Ayer me contaron las flores que vida y belleza van de la mano
Ayer me contaron las flores que vida y belleza van de la mano.
Sin casarme ni embarcarme, tengo un rumbo fijo que no pienso abandonar. En un momento en que me cuesta caminar con algo de normalidad; cuando cada paso supone sufrir pinchazos de dolor intenso; cuando acabo de sufrir una enorme decepción causada por un autoengaño: lo único que me salva de no caer en la desidia, el desánimo y la autodestrucción, es que tengo un SUEÑO.
La vida es dura, aprieta y nos pone a prueba, pero ¿acaso no es bello saber sobreponerse a todas las vicisitudes que nos plantea?
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